SURA 5, AL MAIDA
SURA 5, AL MAIDA
SURA 5, AL MAIDA
Esta sura trata sobre la comida, y un tema principal es la regulación de la comida lícita e ilícita, y la obediencia a esta regulación se considera como parte del pacto entre Dios y los creyentes. También habla sobre cazar para comer durante el peregrinaje. Dios también tomó juramento de los judíos y de los cristianos, y la sura habla de lo que ellos hicieron con sus juramentos. Algunos pasajes tratan de la vida en el Más Allá y el veredicto de los mensajeros sobre el comportamiento de sus comunidades. Se menciona cuando los discípulos de Jesús le pidieron que orara a Dios, así como la renuncia de Jesús de cualquier reclamo de divinidad.
Aleyas 1 a 6: Legislación de contratos, ofrendas a Dios, peregrinos, los meses inviolables, alimentos, baño ritual, ablución y ablución seca
Cumple tus obligaciones.
Está prohibido cazar mientras estén en peregrinación; pero cuando hayan completado los rituales de la peregrinación, pueden cazar. No dejen que su odio hacia algunas personas los haga violar la ley. Ayúdense unos a otros a hacer lo correcto y no se ayuden en el pecado.
Se les prohíbe comer carroña, sangre, carne de cerdo, cualquier animal sobre el que haya sido mencionado el nombre de cualquiera distinto a Dios o que haya sido sacrificado en altares paganos. Además, está prohibido todo animal que haya sido estrangulado, corneado, o que haya sido víctima de un golpe violento o caída. También les es prohibido el animal que haya atacado por una bestia de presa, a menos que logren sacrificarlo antes de su muerte.
Hoy he perfeccionado la religión para ustedes, he completado Mis bendiciones sobre ustedes, y he elegido para ustedes el Islam como su religión. Si alguno de ustedes es forzado por el hambre a comer alimentos prohibidos, sin tener la intención de violar la ley ni de hacer el mal, entonces Dios es el Más Perdonador.
La comida de los judíos y los cristianos es lícita para ustedes, así como su comida es lícita para ellos. También lo son las mujeres judías y cristianas castas si se casan con ellas, no las tomen como enamoradas ni como amantes secretas.
Dios no desea imponerles ninguna carga, solo desea purificarlos y perfeccionar Su bendición sobre ustedes, así que sean agradecidos.
Aleyas 7 a 32: La alianza con Dios, Sus favores y Su mandamiento de hacer justicia; algunas condiciones de la Gente del Libro, la experiencia de Moisés con los judíos, los dos hijos de Adán y la inviolabilidad del alma humana
La fe es el voto que une a Dios con Sus siervos. El siervo jura que permanecerá consciente de Dios en su vida, y Dios le garantiza que Él será el guardián de Su siervo en esta vida y en la próxima. El siervo de Dios debe demostrar su cumplimiento de este voto de dos maneras:
En primer lugar, se mantiene firme en el camino de Dios. En toda ocasión, debe dar la respuesta que se espera de un siervo a su Señor. Cuando observa el universo, su mente debe estar llena con la consciencia de la gloria y el poder de Dios. Cuando se ve a sí mismo, debe darse cuenta de que su existencia se debe por completo a la gracia y la misericordia de Dios. Si estas emociones hacen erupción, debe ser por la causa de Dios. Si su atención se enfoca en alguien, debe ser en Dios. Sus temores deben estar vinculados con Dios. El recuerdo de Dios debe ser lo más importante en su mente. Debe ser dado a la oración y a la obediencia a Dios, y debe gastar sus bienes por la causa de Dios.
En segundo lugar, para el cumplimiento de la alianza del siervo con Dios, su trato con sus semejantes debe estar basado en la justicia y el juego limpio. Justicia significa dar a cada persona lo que merece, ni más ni menos. En su trato, debe seguir los dictados de la justicia y no los de sus deseos. Debe apegarse a este principio al punto de adherirse a la justicia incluso cuando se trata de sus enemigos, aún si los agravios y los recuerdos amargos tratan de desviarlo del camino de la justicia.
Los profetas les pidieron a los Hijos de Israel que llevaran una vida piadosa, y los jefes de las doce tribus fueron designados para vigilarlos. La promesa tomada a los Hijos de Israel fue que ellos se harían piadosos realizando las oraciones (salat), cumplirían con los derechos de los demás en la forma de la caridad obligatoria (zakat), se alinearán del lado de Dios apoyando a Sus profetas, y gastarán sus bienes en apoyo de la lucha por la religión de Dios. Solo después de emprender todo esto y de establecer un sistema colectivo entre ellos que asegure el cumplimiento continuo de estos deberes, tendrán derecho a la compañía y el apoyo de Dios. Uno alcanza el Paraíso realizando buenas obras, y no debido a ninguna relación racial.
La Gente del Libro se extravió al omitir algunas de las enseñanzas de su religión por medio de una mala interpretación o una distorsión deliberada. Ellos también se impusieron a sí mismos restricciones que no habían sido ordenadas por Dios.
Considerar a cualquier comunidad como la favorita de Dios es un pensamiento sin sentido. Todos obtendrán su recompensa ante Dios de acuerdo a sus obras. El futuro de cada ser humano se decidirá en base a su desempeño en este mundo de pruebas y exámenes. Ni el Paraíso ni el Infierno es el lugar nativo de ninguna comunidad.
Caín fue instruido a través de un cuervo sobre cómo enterrar el cadáver. Esto señala el hecho de que el hombre tenía menos conocimiento que los animales acerca de las vías naturales.
Cuando una persona mata a otra, es un asesino no solo de esa persona sino de toda la humanidad, porque transgrede la ley del respeto por la vida humana de la que dependen las vidas de todos los demás seres humanos.
El principio sobre el cual Dios ha creado el sistema de este mundo es que todos debemos cumplir con nuestros deberes y nadie debe interferir innecesariamente en el ámbito de los demás. Los seres humanos han recibido instrucciones precisas a través de los profetas, pero se les ha dado libre albedrío para actuar con rectitud o rebelarse. Aquellos que declaren la guerra contra Dios y Su Profeta son criminales terribles. Tales personas se entregan a actos de bandolerismo y sembrar el terror. Para ellos hay un castigo terrible en este mundo y un fuego devorador en el Más Allá.
El mayor logro para el ser humano es la cercanía a Dios. La manera de alcanzar dicha cercanía es a través de la taqua (temor de Dios o piedad), es decir, convertirse en adorador o devoto de Dios a través del temor a Dios y del esfuerzo por Su causa. Rendir el ego y tolerar toda dificultad y desagrado, para así avanzar hacia Dios.
El sistema punitivo en el Islam para los delitos sociales tiene dos aspectos especiales: Uno es el castigo por el crimen que cometa una persona, y el otro es el efecto disuasivo de dicho castigo. Sin embargo, si el criminal se arrepiente con sinceridad, busca el perdón de Dios y se abstiene por completo de tales delitos menores en el futuro, entonces Dios puede perdonarlo en el Más Allá.
Aleyas 41 a 50: La obligación de juzgar por medio de lo que Dios ha revelado, los judíos y la Torá, Jesús y el Evangelio, Muhammad y el Corán
En Medina había dos clases de personas que se oponían a la misión islámica: los hipócritas y los judíos. Los hipócritas sentían que la verdadera misión islámica era dañina para su éxito y sus intereses, así que solo simulaban haber adoptado el Islam. Los judíos, por su parte, sentían que la misión islámica los rebajaba de su estatus, así que se unieron para dirigir una campaña en contra del Islam. Solían torcer el significado de las palabras del Profeta para difamarlo a él y a su misión. Su actitud era aceptar solo lo que servía a sus intereses. Gente así abandona a Dios y Dios los abandona a ellos.
El siervo de Dios, que ha surgido con el mensaje de la verdadera religión de Dios, no debe sentirse desanimado por la oposición. La actividad en contra de Dios jamás puede tener éxito.
Había antiguos eruditos religiosos que solían dar falsos decretos y opiniones después de aceptar sobornos. Sin embargo, una forma peor de corrupción es distorsionar las disposiciones de la religión por parte de oportunistas para satisfacer los gustos populares, a fin de recibir honor y gloria conferidos por el público admirador, y recibir así contribuciones y ofrendas de todos.
Los antiguos líderes judíos se habían convertido en un centro de atracción para la gente al dispensar este tipo de religión. Levantar la voz de la verdad les parecía intolerable, ya que eso equivalía a demoler la estructura de sus intereses creados. Ellos difundían calumnias sobre él motivados por sus propios intereses.
El propósito del Libro de Dios fue guiar a la gente hacia el camino del bienestar eterno y sacarla de la oscuridad de la adoración de sus bajas pasiones a la luz de la verdadera adoración. Los temerosos de Dios consideran el Libro de Dios como un pacto sagrado entre Dios y Sus siervos, y saben que no pueden aumentar los beneficios que él confiere ni aminorar en modo alguno el rigor de sus ordenanzas.
En conexión con la justicia, es requisito de la ley islámica que sus normas se apliquen sin tener en cuenta el estatus de ningún individuo. A veces, la violencia de una persona no es el resultado de una intención maliciosa, sino que ocurre accidentalmente bajo la influencia del estrés emocional. Bajo tales circunstancias, si la víctima perdona al perpetrador, se considerará un acto de magnanimidad hacia este último.
Con el paso del tiempo, la realidad interna de la religión se pierde, y los rituales públicos y las ceremonias formales asumen la fortaleza de la realidad interna, convirtiéndose finalmente en "sagrados". Es por esto que Dios cambió el marco externo de vez en cuando para que la mentalidad de considerar al marco como la sustancia real de la religión fuera erradicada, y solo Dios fuera el centro de atención.
Los portadores de las escrituras anteriores no pudieron preservarlas en su forma original, por lo tanto, Dios reveló el Corán, la expresión auténtica de Su voluntad.
Aleyas 51 a 86: Los aliados de los musulmanes son Dios, Sus mensajeros y los verdaderos creyentes, las prácticas y las creencias de la Gente de la Escritura, exceder los límites de la religión y seguir los caprichos, un ejemplo positivo y negativo
Las personas verdaderamente piadosas son aquellas cuyos seres enteros están tan saturados de fe que desarrollan una relación con Dios a nivel del amor. El cumplimiento de los objetivos islámicos les es tan querido que no hay nada más que simpatía y bondad en sus corazones hacia sus hermanos en el Islam. La vida islámica es una de propósito y esfuerzo. Es la misión de un musulmán transmitir la religión de Dios a la gente, guiar al mundo para que se mantenga alejado del camino que conduce al Infierno, y seguir el camino que lleva hacia el Paraíso.
Aquellos que, con base en una religión hecha por ellos mismos, afirman tener el monopolio de la devoción a Dios, desarrollan una aversión extrema hacia ella y pierden todo sentido de racionalidad. El resultado es que consideran que los musulmanes virtuosos son criminales y sostienen descaradamente que su forma incorrecta de actuar es totalmente justa.
Lo que impide que un hombre siga los dictados de sus deseos es la fibra moral. Cuando la obstinación y la enemistad lo dominan, su capacidad de pensar se suprime y no hay nada que combata la presión de sus deseos.
Había dos tipos de judíos prominentes, los rabinos y los hombres "santos", que se mantenían ocupados en el trabajo de la religión. El secreto de su liderazgo fue su presentación de una versión popular de la religión, en lugar de la religión verdadera favorecida por Dios. La religión favorita de Dios es la de la taqua. En otras palabras, un hombre debe vivir en sociedad de manera tal que haga buenas obras y se abstenga del pecado.
La idea de que Dios es pobre con Manos vacías y que Sus siervos son ricos, es falsa. La causa raíz de toda extravagancia es la imprudencia temeraria del ser humano. Pero cuando la persona teme a Dios, entiende de inmediato el poder que emana de Él y su fanfarronería desaparece.
Debido a las ilusiones, los miembros de la comunidad judía se convencieron de estar salvos ante Dios. Lo que tiene peso ante Dios es llevar a cabo Sus mandamientos y fundamentar nuestra vida en Su religión.
Prohibir las cosas buenas que Dios ha hecho lícitas no es una señal de piedad. Ser excesivo es algo desagradable para Dios, mientras que consumir buena comida con moderación está muy bien. Dios no nos castigará si rompemos juramentos hechos de forma irreflexiva.
Dios les prohíbe a los creyentes las bebidas alcohólicas, el juego (apuestas) y la adivinación, y llama a estas cosas actos de Satanás.
Dios pide que Lo obedezcamos a Él y a Su Mensajero, y que estemos en guardia, pero si las personas elijen no prestar atención, entonces el Mensajero solo debe entregar el mensaje con claridad. Aquellos que creen y hacen buenas obras no pueden ser culpados por lo que consumieron en el pasado, siempre y cuando sean conscientes de Dios, tengan la creencia apropiada y la sigan con buenas obras. Después de todo, Dios ama a quienes hacen el bien.
Nadie puede cazar mientras esté realizando el peregrinaje a La Meca. Quien cace intencionalmente debe expiar su acto. No obstante, se permite capturar y comer pescado y mariscos. Dios es misericordioso y, a la vez, severo en Su castigo.
El deber del Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) es divulgar el mensaje, no obligar a la gente a aceptarlo. El bien y el mal no son lo mismo. Cuestionar demasiado dificulta las cosas, el silencio de Dios en ciertos contextos es una muestra de su indulgencia y tolerancia.
Cuando se les pide someterse a la revelación de Dios, se les dice a las personas que utilicen el raciocinio, pero ellas tienden a seguir el camino de sus ancestros. Si eres creyente, debes tomar tus propias decisiones y realizar tus propias acciones.
Deja un testamento antes de morir.
Aleyas 109 a 120: Interrogar a los mensajeros en el Día del Juicio acerca de las respuestas de la gente, recordatorio de los milagros de Jesús y la historia de la mesa, el diálogo entre Jesús y su Señor en el Día de la Resurrección, las buenas consecuencias de la veracidad
Como tal, este pasaje tiene como objetivo establecer la verdad sobre Dios y la sumisión a Él en la forma en que es concebida en el Islam. Esta verdad se presenta a través de una gran escena retratada aquí, en la que Jesús habla frente a todos los mensajeros de Dios y el resto de la humanidad. La sura presenta esta verdad en una escena vívida tomada del Día del Juicio, de la misma forma en que el Corán presenta varias escenas de ese gran día. En todas esas presentaciones, la imagen es retratada de manera tan inspiradora, vívida y efectiva, que prácticamente podemos verla frente a nuestros ojos. Escuchamos lo que se dice y sentimos cada reacción y respuesta.
Dios les preguntará a los profetas que envió a la gente acerca de la respuesta que obtuvieron. Jesús recordará los favores y milagros de Dios que él realizó con el permiso de Dios: hablar a la gente desde la cuna, conocer la Escritura, la Torá, el Evangelio y la sabiduría, hacer pájaros de arcilla que cobraban vida cuando Jesús los soplaba, sanar al ciego y al leproso, volver muertos a la vida; la protección que Dios le brindó, cuando la gente trató de lastimarlo y él les mostró sus señales, y los discípulos creían en él y se entregaron a Dios.
Los discípulos le pidieron a Jesús que le pidiera a Dios que hiciera descender una mesa desde el cielo con un banquete para ellos. Jesús les advirtió, a lo que respondieron que solo querían comer y que sus corazones estuvieran tranquilos, y que él les había dicho la verdad y serían testigos de ella. Jesús entonces oró al Señor para que hiciera descender el banquete del cielo. Dios aceptó la súplica de Jesús, pero advirtió que cualquiera que no crea después de ver la señal, recibirá un castigo ejemplar.
En el Día Final, Dios le preguntará a Jesús si él le pidió a la gente, durante su ministerio terrenal, que lo adoraran a él y a su madre, María. Dios sabe muy bien qué le dijo Jesús a la gente; pero este preocupante interrogatorio en ese temible día estará destinado a personas distintas a aquel a quien es dirigido.
Jesús alegará inocencia y declarará que jamás le pidió a la gente que lo adoraran. Si lo hubiera hecho, Dios lo habría sabido, pues él conoce todo lo que no se ve. La respuesta de Jesús está teñida de asombro y temor. Él comienza glorificando a Dios y sigue de inmediato con una negación absoluta de tales pensamientos y afirmaciones. Jesús declarará que él no hizo más que llamar a su comunidad a adorar solo a Dios y que, como ellos, él no es más que un siervo de Dios. Luego afirmará no tener responsabilidad sobre lo que ellos hicieron después de su tiempo en la Tierra. Jesús concluirá dejando el destino de su pueblo enteramente a Dios, declarando a la vez que son Sus siervos y están a Su disposición. Dios puede perdonarlos o castigarlos, lo que sea que él decida, será con base en Su sabiduría.
"Este es el Día en que los veraces se beneficiarán de su veracidad". Esta es la palabra final de Dios al terminar ese interrogatorio contemplado por todas las criaturas. Es la palabra final y decisiva. Se combina con la recompensa que corresponde a la veracidad y a quienes son veraces.