LOS DIEZ MANDAMIENTOS EN EL CORÁN
LOS DIEZ MANDAMIENTOS EN EL CORÁN
LOS DIEZ MANDAMIENTOS EN EL CORÁN
Primer mandamiento: No adores a nada ni nadie junto con o en lugar de Dios (shirk)
El primer mandamiento es el más importante y el más fácil de cumplir. Está dirigido a toda la raza humana, su incumplimiento merece el castigo más severo y, sin embargo, es el mandamiento del que la gente más se ha alejado. Ignorar la primera prohibición es lo que conlleva a todos los demás males, arruina la adoración y las obras que dependen de ella. La idolatría, conocida en árabe como shirk, es más que adorar ídolos. Es creer en una deidad en lugar o además del Único Dios Verdadero, Quien merece todas las adoraciones y alabanzas. Prohibir la idolatría es afirmar su opuesto: la creencia y adoración apropiadas de Dios. La creencia correcta en Dios es la piedra angular de la fe islámica y todos los demás mandamientos y prohibiciones se basan en ella.
Segundo mandamiento: Sé bueno y servicial con tus padres
Teniendo en cuenta la tensa relación entre las generaciones, este mandamiento es particularmente relevante en nuestra época. La mayoría de los niños de estos tiempos son agresivos. Viven enojados con su infancia y con sus padres. Quizás fueron lastimados cuando eran vulnerables. Los padres no son perfectos. Mucha gente cree que sus padres no merecen respeto; sin embargo, Dios nos ordena ser amables con ellos. No les debemos hablar con dureza ni maltratarlos. En lugar de ello, debemos atenderlos y mostrarles nuestros mejores modales.
¡Los padres son tan importantes, que se sitúan justo después del deber para con Dios!
Al mismo tiempo, debemos honrar a los padres, no adorarlos. Dios está antes que los padres. Debemos agradecer a Dios, el Creador, por todo lo que tenemos, Sus dones incomparables para cada uno de nosotros. Después de Dios, debemos nuestra existencia a nuestros padres, quienes nos trajeron a esta vida. Ellos no solo deben ser tratados con justicia, sino que debemos mostrarles favoritismo. Deben ser tratados de manera amable en la forma en que les hablamos y en que actuamos con ellos, y debemos apoyarlos financieramente si es necesario.
Tercer mandamiento: No matar a los hijos por pobreza
Los árabes de la antigüedad mataban a sus hijos por temor a la pobreza. Pero, ¿quién va a matar a sus propios hijos, que son tan susceptibles y vulnerables, en una era de civilización? Anualmente, cerca de 750.000 niños son reportados desaparecidos en los Estados Unidos, ¡unos 2.000 cada día![1] Alrededor de 100 niños son secuestrados y asesinados en los Estados Unidos cada año[2]. Entre 100 y 200 niños son asesinados cada año en el Reino Unido[3]. Los asesinos, en su mayoría, son los padres. Según la Asociación para la Prevención del Infanticidio, "en la actualidad, el infanticidio sigue siendo más frecuente en las zonas de extrema pobreza"[4].
Cuarto mandamiento: No te acerques a los pecados "vergonzosos" cometidos abiertamente o en secreto
Este mandamiento tiene que ver con la conducta sexual para proteger la estructura de la familia.
¿Qué son los pecados "vergonzosos"? El Islam enseña que ellos son el adulterio, la fornicación, el incesto y la homosexualidad. La violación de la unidad familiar es un crimen contra Dios y contra la humanidad. Infortunadamente, estos pecados se han hecho tan comunes, que han alterado la percepción que la sociedad tiene de ellos.
En la modernidad, la sociedad ha desarrollado nuevas expresiones que "suavizan" el pecado del adulterio. Muchas de ellas son demasiado vulgares para repetirlas aquí, pero entre las que no, se encuentran tontear, dormir con alguien, ligar, echarse una cana al aire, tener una noche loca, tener una aventura y otras. Estas frases crean la noción de que el adulterio y la fornicación están libres de culpa y no causan daño a nadie. Algunas personas incluso sugieren que es solo una actividad recreativa como jugar a la pelota o ir al cine. Más aún, ¡algunos afirman que esto trae algunos beneficios! La verdad es que estos actos son muy desagradables a los ojos de Dios. Dichos pecados socavan la sociedad humana, y las leyes que regulan el comportamiento sexual son parte de toda comunidad civilizada viable.
¿Qué tan común es el adulterio? "Más de un tercio de los hombres y más de un cuarto de las mujeres admite haber tenido al menos una experiencia sexual extramarital"[5].
En un artículo de un número de la revista Newsweek de 1997, se señaló que diversos estudios sugieren que por lo menos el 30% de los ministros protestantes hombres han tenido relaciones sexuales con mujeres distintas a sus esposas[6].
El Corán establece varias medidas para frenar la difusión de la decadencia moral que traen los pecados "vergonzosos".
1. La institución del matrimonio.
2. El énfasis en el código de vestimenta para hombres y mujeres.
3. Evitar las tentaciones bajando la mirada (tanto para hombres como para mujeres).
4. La prohibición de entrar a la casa de otra persona sin ser invitado.
Quinto mandamiento: No matar a nadie que Dios haya prohibido
El Islam ve al cuerpo humano como una estructura construida por Dios, de modo que nadie tiene el derecho a destruirlo. La vida humana es respetada y protegida ya que el cuerpo de uno Le pertenece a Dios. Al-lah, el Exaltado, afirma:
"Quien mata a una persona sin que esta haya cometido un crimen o sembrado la corrupción en la Tierra, es como si matase a toda la humanidad. Pero quien salva una vida es como si salvase a toda la humanidad" (5:32).
La ley islámica protege la vida de:
1. Los musulmanes.
2. Los no musulmanes que son ciudadanos de un país musulmán.
3. Los no musulmanes que tienen tratados de paz con países musulmanes.
4. Cualquier no musulmán que haya residido temporalmente en un país musulmán.
Al mismo tiempo, tomar la vida de alguien no siempre es un acto malo. El derramamiento de sangre humana por parte de otro está estrictamente prohibido, a menos que esté legislado por Dios, como la pena de muerte para determinados crímenes (como el asesinato).
Sexto mandamiento: No te acerques a la propiedad de los huérfanos, excepto para mejorarla, hasta que alcancen la edad de su fuerza total.
La sabiduría divina dictó que la religión del Islam fuera entregada a la humanidad de mano de un huérfano, alguien a quien Dios levantó para transmitir Su mensaje final. Como es natural, los huérfanos son más que meras sombras en el Islam.
La ley islámica define a un huérfano como un niño que ha sido privado de los beneficios de la crianza debido a la muerte de su padre o madre.
De manera muy similar a como ocurría con los árabes antes del Islam, a los huérfanos no les va muy bien en los Estados Unidos en la actualidad.
Hoy día se estima que hay más de 132 millones de huérfanos en el mundo. Más de 25 millones de niños estadounidenses (más de uno de cada tres) son criados en una familia sin padre[1]. Más del 50% de los jóvenes en los refugios o en las calles, reportaron que sus padres los echaron de casa o sabían que se iban, pero no les importó. Al menos 2,8 millones de niños viven en las calles, y un tercio de ellos son llevados a la prostitución en las primeras 48 horas después de salir de sus casas. Uno de cada ocho niños menores de 18 años abandonará su hogar y se hará indigente, necesitado de servicios. En 2007, 513.000 niños huérfanos vivían en hogares sustitutos o instituciones de cuidado. La Ley de Reautorización de Protección de Víctimas de Tráfico, de 2005, citó que el Congreso encontró que entre 100.000 y 300.000 niños en los Estados Unidos están en riesgo de caer en cualquier momento en explotación sexual con fines comerciales[2]. Un estudio de la Universidad de Pennsylvania estimó que cerca de 300.000 niños en los Estados Unidos están en riesgo de ser explotados sexualmente con fines de lucro.
La palabra "huérfano" es raramente utilizada en los Estados Unidos. Según el Dr. Francine Cournos, autor de Ciudad de uno: Memorias, "los huérfanos de hoy en día en los Estados Unidos son niños de acogida". El término "niño de acogida" a menudo es utilizado para niños en hogares de acogida, inquilinatos e instituciones.
Veintidós aleyas de la escritura musulmana hacen énfasis en cuidar a los huérfanos. El Islam protege a los huérfanos de ser dejados sin cuidado, y legisla derechos para ellos. Uno de esos derechos, formulado como mandamiento, es gastar dinero en su beneficio. Hoy día, en los Estados Unidos, eso significaría, por ejemplo, que los padres adoptivos deberían gastar los 420 dólares mensuales (que es el promedio nacional) que reciben por cada niño a su cuidado, en el bienestar del niño de la mejor manera posible.
Séptimo mandamiento: Dar la medida y el peso completos de forma justa
Este mandamiento tiene que ver con la equidad y la justicia en todos los asuntos, financieros y demás. Dar trato justo a los demás seres humanos es un mandamiento divino. La gran cuestión es cómo se puede mantener el principio del trato justo, en especial en los negocios, un área que parece ser despiadada. ¿Por qué debes ser justo en un mundo injusto? La respuesta sencilla es: Porque Dios así lo ordena. Dios quiere que seamos éticos y juguemos limpio. Debes aceptar el mandamiento básico y el principio moral de las prácticas justas y honestas. Las inequidades económicas y raciales, las prácticas de crédito injustas, y la carencia de vivienda asequible, que están propagadas en el mundo actual, hacen que uno se pregunte: ¿de cuál justicia estamos hablando? La respuesta es: justicia según las normas de Dios. La única forma de resolver estos problemas es cumplir el mandamiento de Dios y darle a los demás lo que les corresponde.
Octavo mandamiento: Siempre que hables, di la verdad, aunque perjudique a un pariente cercano
Este mandamiento no se limita a la equidad al hablar, sino que incluye el comportamiento. Dios nos exige que tratemos a los demás con justicia, incluso a los parientes. Si un padre o amigo comete un error, ¿debemos decir que está equivocado? Sí, teniendo en cuenta que eso no nos da licencia para ser groseros ni ofensivos, sino que es una cuestión de justicia. En ese orden de ideas, el favoritismo, el clientelismo y el nepotismo van contra la ética. El Islam les ordena a sus seguidores que sean justos y éticos de cara a las emociones conflictivas como el amor o el odio por el otro. Un musulmán debe hablar con la verdad y ser honesto sin ser influenciado por sus parientes.
Noveno mandamiento: Cumplir con la Alianza de Dios
En general, el cumplimiento de las alianzas y convenios, y mantener las promesas, es una de las bases del Islam. Ello asegura la confianza, mantiene la justicia y trae equidad a la sociedad.
En concreto, un musulmán debe mantener su alianza con Dios. El principio básico del Islam es que Dios ordena y prohíbe y, por lo tanto, Dios debe ser obedecido. La "Alianza de Dios" es la promesa hecha a Dios de reconocer este principio básico. Como consecuencia de ello, Dios recompensa o castiga.
Un musulmán debe cumplir sus alianzas y mantener sus promesas, ello es un indicador de su lealtad con su palabra y con Dios. La negligencia en este asunto indica hipocresía. De forma acertada, Dios termina enfatizando:
"Esto es lo que les ha ordenado para que Lo recuerden". (Corán 6:152)
Por lo tanto, si aún no has hecho la promesa a Dios de obedecerlo, ¡este es el momento de hacerla!
Décimo mandamiento: "Este es mi sendero recto, síganlo. Pero no sigan otros caminos, porque si lo hacen, estos los dividirán y los desviarán de Su camino. Esto es lo que les ha ordenado para que tengan temor de Él".
El último mandamiento es el más amplio, pues comprende en sí mismo la religión entera. Dios nos dice básicamente "este es Mi camino recto, deben seguirlo". El "camino recto" de Dios es Su religión, que Él nos envió a través de Sus profetas, completada con Su mensaje final que envió a través del Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él). Se le exige a todo ser humano que siga este mensaje final del Islam y que abandone cualquier otro "camino". Todos los demás caminos, sin excepción alguna, alejan a la persona de Dios y ello equivale a su destrucción. Los demás "caminos" son religiones antiguas que han sido corrompidas o canceladas, así como ideologías y filosofías desviadas. Apegarse al camino recto de Dios lo mantiene a uno protegido de resbalar o de perder el rumbo.
Llegamos así al final de los diez mandamientos de Dios que fueron revelados y que son aplicables a nuestra época, y que proporcionan el mejor marco para el desarrollo espiritual de los seres humanos.