CHAPTER 6, AL-AN’AM (THE CATTLE)

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CHAPTER 6, AL-AN’AM (THE CATTLE)

CHAPTER 6, AL-AN’AM (THE CATTLE)

CHAPTER 6, AL-AN’AM (THE CATTLE)

Este capítulo de 69 versículos fue revelado en La Meca, y como todas las suras mecanas, discute la creencia, los fundamentos de la fe y la unidad y unicidad de Dios. La araña, como se titula, toma su nombre de la descripción de las habilidades de la araña para construir su casa en la aleya 41. Se cree que esta sura fue revelada para fortalecer y alentar a los nuevos musulmanes que, en ese momento, sufrían de abuso y opresión severa. Un vínculo claro se establece entre todos los mensajes anteriores y el mensaje del Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él).

Aleyas 1 a 13: La creencia dicta el comportamiento

La sura comienza con tres letras árabes separadas: álif, lam, mim. Estas letras están entre las diversas combinaciones de catorce letras que abren veintinueve suras del Corán; Dios no ha revelado ningún significado específico adjunto a ellas. La sura informa a continuación a los creyentes que su fe será puesta a prueba. La gente que vino antes que ellos fue puesta a prueba, y así es como Dios separa a los mentirosos de quienes son sinceros. No es suficiente afirmar que se cree, la creencia impone ciertas obligaciones. Los malhechores no escaparán, porque Dios lo sabe todo. Aquellos que creen y se comportan de forma correcta, lo hacen para su propio beneficio. Dios no necesita que una persona se comporte bien, Él está libre de toda necesidad. Las malas obras de los verdaderos creyentes serán borradas y ellos serán recompensados.

Dios exige que el creyente sea bueno con sus padres. Sin embargo, no los obedezcas si intentan que rindas culto a algo distinto a Dios. Recuerda que regresarás a Dios, y solo aquellos con fe verdadera se contarán entre los justos. Hay personas que vacilan en su creencia siempre que enfrentan dificultades; pero luego, cuando están en una posición de comodidad, hacen afirmaciones jactanciosas acerca de su creencia. Su fe se tambalea fácilmente y Dios sabe bien quién cree y quién es hipócrita. Los incrédulos alientan la incredulidad.

Aleyas 14 a 27: Noé y Abraham

Noé estuvo divulgando su mensaje entre su pueblo por cerca de mil años, pero ellos siguieron haciendo el mal hasta que el diluvio los alcanzó. Aquellos que se salvaron en el arca son una señal para todos los que vinieron después que ellos. Abraham trató de advertir a su pueblo contra la idolatría, y les dijo que buscaran su provisión de Dios. Les advirtió con historias de su propio pasado y con argumentos lógicos acerca del poder y la misericordia de Dios. La respuesta de ellos fue pedir la muerte de Abraham.

Abraham salió caminando del fuego que debía matarlo, y les pidió que rechazaran los ídolos, advirtiéndoles que el fuego sería su morada eterna. Lot fue testigo de este evento y eso reafirmó su fe. Abraham fue padre de una larga lista de profetas que comenzó con su hijo Isaac y su nieto Jacob. Las recompensas de Abraham comenzaron en este mundo, y en el Más Allá estará entre los justos.

Aleyas 28 a 35: La historia de Lot

Lot trató de aconsejar a su pueblo, pidiéndoles que detuvieran sus prácticas inmorales, sus robos en las carreteras y su corrupción. Ellos apenas respondieron, solo para decirle a Lot que les trajera el castigo. Lot oró a Dios rogándole ayuda. Cuando los ángeles le trajeron la noticia de un hijo a Abraham, también le dijeron que se les había encargado destruir la ciudad donde vivía Lot. Abraham temió por su sobrino, y los ángeles le dijeron que planeaban salvar a Lot y a los miembros de su familia.

Cuando los ángeles visitaron a Lot en forma de huéspedes, él estaba angustiado porque no podía hacer nada para protegerlos de la gente del pueblo, ingobernable y depravada. Los ángeles estaban al tanto de la aflicción de Lot, así que le revelaron su identidad y le dijeron por qué habían ido allí, y que él y su familia estarían a salvo del tormento de Dios. Su esposa, sin embargo, no estaría entre los salvos. Las ruinas de la ciudad quedaron para que reflexionen las personas de entendimiento.

Aleyas 36 a 40: Shuaib y Moisés

Shuaib fue rechazado por su gente, el pueblo de Midian. Por lo tanto, Dios envió un terremoto que los alcanzó en la noche. La gente de Ad y Zamud también fue destruida. Satanás jugó con la arrogancia de ellos e hizo que sus obras les parecieran justas, así los desvió del camino recto. Ellos no pudieron ver a través de sus trucos. Moisés fue con el Faraón, Qarun y Haman, con señales claras e innegables, pero ellos también fueron arrogantes y se negaron a creer. Sin embargo, no pudieron escapar del castigo de Dios. Dios no fue injusto, ellos fueron injustos consigo mismos.

Aleyas 41 a 59: Dios es Omnisciente

Aquellos que buscan protección en algo distinto a Dios son como las arañas que piensan que están a salvo en sus débiles casas de telaraña. Dios sabe a qué o a quién acuden en lugar de Él, y aunque se les da ejemplos no logran entender. Estas parábolas son para los sabios, y son una señal para los creyentes. Se le dijo al Profeta Muhammad que recitara el Corán y estableciera la oración, porque el recuerdo de Dios mantiene a la gente alejada de las acciones malas y vergonzosas. Solo discute con la Gente del Libro en buena forma, explícales que su Dios y tu Dios es Uno y el mismo. Muchos de quienes recibieron las escrituras creen en el Corán, solo los desafiantes se rehúsan. Muhammad, tú no puedes leer ni escribir, pero se te ha dado esta revelación y solo eso debería satisfacer a los incrédulos.

Dios lo sabe todo en los cielos y en la Tierra, y aquellos que no creen serán los perdedores. El momento del castigo ya está establecido. Si ese no fuera el caso, ya les habría sobrevenido. Será repentino, porque el Infierno ya los ha rodeado. La Tierra de Dios es espaciosa, así que, si lo necesitas, debes emigrar a donde puedas adorarlo solo a Él. Todos mueren y todos regresarán a Dios. Aquellos que creen y hacen buenas obras, vivirán en magníficas moradas en jardines por donde fluyen ríos.

Aleyas 60 a 69: Las señales que dejan las cosas en claro

Si les preguntas a los incrédulos quién creó los cielos y la Tierra, o quién hace caer la lluvia, responderán que Dios. ¿Por qué, entonces, continúan negando las señales? ¿Por qué no usan su sentido común? Esta vida no es más que una distracción, una diversión de corto plazo. Es el Más Allá lo que es la vida real. Cuando las personas tienen problemas, recurren a Dios, pero cuando Él las salva, se olvidan de ser agradecidas y comienzan a darles gracias a otros por su rescate. Dejen que nieguen los favores de Dios y que se diviertan, porque ya se darán cuenta. No hay nadie más perverso que aquel que miente acerca de Dios o niega la verdad después de que esta se ha hecho clara. El Infierno será su morada; sin embargo, aquellos que luchan estarán con Dios.

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